martes, 4 de enero de 2011

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02/08/10

Después de mucho tiempo, se había rendido. Era hora de asumir quien era, en quien se habia convertido, y dejar de pretender ser el recuerdo que con tanta nostalgia y tan poco exito habia perseguido durante tanto tiempo, tanto tiempo, tiempo perdido a fin de cuentas.

Tenía la respuesta delante. O la que él esperaba fuera la respuesta. El problema, la pregunta sin resolver, le surgió hace unos años. Su misterio, le reconcomía, hasta tal punto de no dejarle vivir. Su incapacidad para resolver la cuestión le consumió. Le consumió hasta límites insospechados. Le consumió hasta crear un vacío dentro de él inabarcable, e insaciable. Era un monstruo tumoroso que no paraba de crecer dentro de él.

Y se dio cuenta, e intentó acabar con él, llenándolo, llenándolo de lo que buenamente encontraba por el camino. Le valía cualquier cosa, lo intentaba con lo que fuera. Cualquier placer le servía como analgésico pero nunca como cura. Se empezó a lanzar a los brazos de las mujeres que conocía, y aunque fuera por una noche, las convertía en la mujer de su vida. Las trataba como tal, las acariciaba, las besaba, y las sentía como si fuera el último día de su vida. Se entregaba a ellas de la forma más sincera que le era posible, para encontrar que, después de una noche, a ellas también las había consumido. Lo que llevaba dentro era algo contagioso. Si el mayor de los placeres no podía con ello, entonces estaba jodido.

No valia nada, lo que tenia dentro no paraba de crecer, y de comerle. Era un vacio desolador, contra el que no se podia luchar, y que cada vez le llenaba más. Los momentos con los que intentaba combatirle cada vez se hacían más efimeros ante su presencia. Siempre estaba ahí, y él lo sabía, aunque pudiera paliar sus efectos por un breve espacio de tiempo, la imposibilidad de escape, la certeza de que él volveria a sumirle en su oscuridad infinita le quitó poco a poco todo atisbo de esperanza que en él podía habitar.

Y tanto tiempo había intentado apaciguarlo, en vez de aceptar que eso que tenía dentro no era otro, si no él mismo, de otra manera. Y después de que le fallase su cabeza, los grandes autores de la filosofía, y la vida misma, quizá, la respuesta se hallase de verdad delante suyo. Y le costaba, le resultaba dificil,y es que a fin de cuentas, asumir quien es uno realmente, y actuar en consecuencia, es dificil, y se necesita valor para hacerlo. Pero el miedo que le tenía a las agujas tampoco era para tanto...

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