lunes, 29 de marzo de 2010

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Le gustaba lo que veia. Era como algo sencillo, pero elaborado. Como algo bien hecho, redondo, cuidado, que no tiene detrás un esfuerzo exagerado que lo restrinja ni lo encadene, no, se notaba que era natural, libre, de esas cosas que las ves, y parecen fáciles, aunque sabes que no lo son, pero te lo parecen.

Era algo normal, algo que aparentemente cualquiera podría hacer, o daba esa sensación, pero a la vez transmitía algo que abrumaba, algo que hipnotizaba, algo que te sacaba de tu cuerpo y te hacía sentir cosas que ahí dentro no serían posibles.

La magia de su trascendencia residia en su tremenda simpleza. Era como ese tipo de cosas, tan pequeñas pero tan grandes a la vez, que no se pueden comprender, solo admirar, pero no importa. Aunque no se le pueda dar un nombre, un sentido específico, da igual, porque uno sabe al contemplarlo, que, simplemente, hay cosas que tienen que ser así, porque tienen que ser así, y no hay más. Y te sientes tranquilo. Por eso no hace falta comprenderlo. Se comprende solo, son cosas que tienen sentido por si mismas.

Y se te olvida lo que estabas pensando. Y se acaba. Pero su fugacidad es parte del encanto de este tipo de cosas, con su principio y su final. No necesitás más. Así es perfecto.

Cuando ella dejó de reir, él se dio cuenta de que no tenia ni puta idea de lo que le estaba contando su amigo desde hacia lo que a él le pareció una eternidad.

-¿Perdona, qué decías?

jueves, 4 de marzo de 2010

Bolsa de basura

Me hace gracia la gente que se llena la boca de palabras grandes y valores fuertes, llamativos y utópicos y como los defienden a capa y espada en conversaciones intrascendentales, para luego incumplir todos y cada uno de ellos en cada misera acción que hacen en su dia a dia.

Me hace gracia como la gente se apunta sin dudarlo a grandes actos solidarios casi obligados, pregonando además, que es lo lógico y lo correcto, y como luego, es imposible atisbar el menor rasgo de solidaridad hacia los demás en el resto de pequeñas y no tan pequeñas cosas que hacen.

Me hace gracia que la gente no se dé cuenta de hasta que punto se mienten a si mismos para cumplir con la deseabilidad social existente, y cómo cuando, estos mismos, defienden, por ejemplo, que el físico no es importante, una vez terminan de hablar contigo, vuelven junto a su grupo habitual, que, cosas de la vida, suele estar formado por gente guapa.

Me hace gracia como la gente comprende y resalta la dificultad y complejidad de su vida, sus consecuencias, y los actos que resultan de éstas, y como a la vez se ven capaces de juzgarte a ti por un acto o hecho aislado que, sin duda alguna, no puede tener otra explicación que la que es evidente, claro está.

Me hace gracia la facilidad con la que la fama precede a la persona, y como los rumores, las palabras, la necesidad de ponerle un nombre a las cosas, y la rapidez para juzgar de las personas, son capaces de volver negro o blanco toda la paleta de colores de cualquier cuadro, así, de un plumazo.

Me hace gracia como gentuza que esta a cien mil metros por debajo de tus pies es capaz de ignorar su propio hedor y su propia bajeza extrema y sacar valor para mirarte con repulsión,desdén o incluso superioridad, y que jamás se den cuenta de lo tremendamente irónico y gracioso del asunto.

La gente tendria que grabarse en video. Un dia entero. Una semana. Y luego verlo. Verse. A lo mejor asi se dan cuenta de quien son, y no solo del color de sus ojos o como esta su pelo hoy. Aunque creo que aun asi seria mucho pedir.

Cuanta gente dejaria de poder mirarse en un espejo si supieran realmente quienes son y no se creyeran solo lo que quieren ser.

Gracias a Dios, la gente normalmente solo usa eso, el espejo, para conocerse. Asi por lo menos, estan a salvo.