Ahora mismo estoy en una película de miedo. Han acontecido asesinatos extraños a mi alrededor, y yo y un grupo de amigos estamos seguros de que algo sobrenatural y maligno está detrás de todo el asunto. De hecho, lo más probable es que nosotros seamos la causa de la liberación de tal fuerza, y más en específico, lo soy yo, que fui el artífice de cierta fatídica idea. Vamos, lo típico.
Ahora, estoy solo, en mi habitación, y he oído ciertos ruidos demasiado extraños en el salón. De repente, la minicadena se enciende sola, y empieza a sonar la música desde los altavoces, en concreto, una canción cuya letra da lugar a dobles sentidos concernientes a asesinatos, sangre, dolor y amor.
Con todo esto que os he contado, lo más lógico, sería no ir al salón. Encerrarme en mi habitación y llamar a la policía. Gritar por el patio ayuda, o salir de casa y correr escaleras abajo hasta estar en la calle, rodeado de gente, donde los fantasmas no aparecen. Hacer cualquier cosa, menos ir al salón a comprobar que en realidad esos ruidos no son nada.
Claro, es muy fácil decirlo, pero cuando es uno el que está dentro de la película...¿Adivinais que hace?
jueves, 30 de septiembre de 2010
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